Como emprendedora y panameña es una gran alegría poder empezar a compartir lo que ha sido levantar un proyecto contra viento y marea, romper modelos y moldes como todo buen emprendedor ha de hacer ;) sin miedo y siempre hacia adelante, siendo el CORAZÓN lo primero que encabeza la cruzada de hacer el sueño una realidad.

Hace 7 años —en 2008— volví a Panamá luego de una enriquecedora, formadora y estimulante experiencia de APRENDIZAJE en Alicante, España. En el año 2005 el gobierno español me otorgó una BECA para tomar la especialización de Propiedad Intelectual en dicha ciudad, donde se encuentra la Oficina de la Marca Comunitaria, que es la figura más avanzada en el mundo legal de la Propiedad Intelectual, donde con un solo registro ganas protección en 28 territorios a la vez.

Tener la oportunidad de entrenar mi mente en esos altos estándares de calidad y conocimiento causaron un impacto impresionante en mí. Este impacto terminó de llevar mis IDEAS y metas a otro nivel cuando llegó a mi vida mi Maestra y Mentora en este campo: Rosalía Ballester. El Master Lucentinus —nombre del programa que atendí— daba la oportunidad de la Práctica Profesional en bufetes donde pudiéramos realizar lo que habíamos aprendido teóricamente, y fue así que tomé una decisión que cambió el curso de mi vida.

Acostumbrada a admirar las grandes empresas y grupos multinacionales como usualmente hacemos, había aplicado a este tipo de bufetes para mi práctica, pero como me gustaba tanto Alicante —ciudad de MAR— atendí a una entrevista en un bufete pequeño para explorar la posibilidad de quedarme más meses en dicha ciudad, lo que me llevó a conocer a esta máquina de mujer, cerebro y Abogada, quien es al día de hoy esa guía e inspiración.

Rosalía había logrado desmitificar la posibilidad de que una MUJER en el viejo y peleado continente pudiera abrir su propio DESPACHO. Con mucho coraje, Rosalía propuso a un despacho inglés de alto renombre en nuestro campo —el cual se iba de Alicante y para el cuál ella fungía como directora— la posibilidad de mantener la cartera de clientes en España, pero bajo su propio nombre y concepto, naciendo así Ballester IP.

Cuando conocí a Rosalía ella tenía 5 meses de embarazo y me hizo saber que estaba buscando un perfil que tuviera los pantalones bien puestos para ser entrenada, pues luego de 3 meses ella debería dejar la oficina para dar a Luz. Una sensación de reto y oportunidad corrió por mi ser y salí de aquella oficina sintiendo algo muy ESPECIAL: la presentación de esta oportunidad era extraña porque sentía que no era lo que tenía en mi cabeza, pero mi INTUICIÓN me atizó a que ¡Sí! que ese era el Trabajo a tomar.

Con Rosalía lloré, caminé, borré, taché, representé, me formé con mucha disciplina, mientras me enviaba literalmente «por un tubo» —ya que el choque Español es mucho más crudo que el de nosotros los latinos—; era fuerte y difícil, pero yo veía la bondad en sus ojos y de cómo tenía la real voluntad de hacer de mí una gran PROFESIONAL de la Propiedad Intelectual.

Estuve un año y medio con Rosalía. Cada día usaba todas mis capacidades, antenas y disco duro para absorber todo lo que pudiera en cuanto a :
  • Calidad de Trabajo
  • Atención al cliente
  • Honestidad
  • Claridad
  • Eficiencia
Así como todo aspecto ligado a llevar las riendas de un Despacho de Propiedad Intelectual. Pasaron muchos meses que nutrieron mi perfil de ABOGADO a otro nivel desde los trabajos legales que me encargaban ante la Oficina de Marca Comunitaria hasta la atención personal de alto perfil. Todo ello me dio mucha fuerza, mucha seguridad y determinación - ella, mi maestra, tenía razón cuando me decía: SI NO SABES ALGO, búscate la Vida MARÍA! Lee, investiga, llama a alguien, ¡pero resuelve!

Al cabo de un buen periodo formativo, mi corazón empezó a latir y vibrar hacia PANAMÁ, un llamado interno, un son de Caribe, una Palmera asomándose a mi ventana, el MAR en mis sueños. Y fue así como me llené de coraje para otra decisión que marcó el ciclo de mi vida, volver a mi país: PANAMÁ.

- María Gilma Arrocha