Llevo una semana tropezándome con gente detestable, no tengo otro modo de llamarla. Con esto no quiero decir que yo soy un pan de Dios, pues como todo ser humano tengo mis momentos.

Me senté a reflexionar y a preguntarme el por qué de ese comportamiento de nosotros los seres humanos, ya sea en un momento dado o a lo largo de nuestras vidas. Llegué a la conclusión (mi conclusión personal) de que es por la manera en la cual hemos sido criados o estamos criando a nuestros hijos.

En estos días me he topado con la poca humildad con la que viven ciertas personas, la mala manera en la que nos tratamos los unos a los otros en las calles, la poca cortesía, la vulgaridad y las malas palabras con las que nos hablamos, y sobre todo el poco arte de escucharnos los unos a los otros antes de que se nos salga ese «vernacular» yo que todos tenemos dentro. Vuelvo a caer en la conclusión de que tiene que ver con algo que nos afecta durante nuestro crecimiento. 

Pienso que hoy en día con el afán de darle lo mejor y darle todo a las personas que tú quieres, en realidad lo que les haces es un mal, ya que muchas veces las personas no tienen de ese grado de humildad para con ellos mismos o para con los demás. En vez de enseñarles el valor de las cosas, enseñarles que mucho antes de tú darles el mundo entero primero tienen que aprender a ganárselo. Solo así podrán comprender cuando crezcan que todo cuesta y que no porque lo tienes todo eres dueño del mundo y puedes tratar a las personas como te da la gana. 

Si de verdad nos enseñaran desde pequeños el valor de las cosas y, sobre todo, el valor de las personas, apreciaríamos cada cosa que tenemos y cada ser humano que está o que ha pasado por sus vidas. Más aún aprenderíamos de las virtudes de las personas que aunque no conocemos nos rodean.

Hay algo que aprendí este año: no hay nada más gratificante en la vida que conseguir un logro por ti mismo. Me pregunto cómo llegarán las personas el día de mañana a apreciar lo que tienen si no hicieron el mínimo esfuerzo para conseguirlo, si en vez de enseñarles se les dio  todo en bandeja de oro.

No estamos criando humanos... estamos CREANDO monstruos, los cuales no son capaces de reconocer errores, no son humildes y mucho menos son capaces de bajar la cabeza para pedir disculpas cuando cometen una falta, pues su ego de superioridad no se los permite. Revisemos y  analicemos qué clase de personas somos y qué le estamos mostrando al mundo, porque puede ser que cómo tú te veas o cómo te comportas, no es la mejor cara que le estas dando a quien tienes al lado.

#HablóTatysan